Hace poco terminé de leer junto a mi esposa el libro Pacto matrimonial: perspectiva temporal y eterna (Tyndale House, 2009), del pastor John Piper (el libro en inglés tiene mejor portada).
Fue una lectura muy edificante y aquí comparto algunas de mis citas favoritas:
1. “El principio fundamental que debemos ver en la Biblia sobre el matrimonio es que es obra de Dios, y lo más importante que debemos observar en la Biblia sobre el matrimonio es que existe para la gloria de Dios” (p. 4).
2. “Lo que muchos matrimonios necesitan exactamente es tener un profundo entendimiento y temor de la ira de Dios, porque sin ellos el evangelio se diluye a meras relaciones humanas y pierde su gloria bíblica. Sin un panorama bíblico de la ira de Dios, usted estará tentado a pensar que su ira —su enojo— contra su cónyuge es simplemente demasiado grande para superar, porque usted nunca ha probado realmente lo que es ver una ira infinitamente mayor ser vencida por gracia, es decir, la ira de Dios contra usted” (p. 30).
3. “Las batallas principales en la vida y en el matrimonio son las luchas para creer en esta persona [Cristo] y en esta obra [su obra en la cruz]. Me refiero a creer realmente: a confiar en ellas, a abrazarlas, a apreciarlas, a atesorarlas, a contar con ellas, a respirar por ellas, a permitirles moldear su vida” (p. 39).
4. “Cuando usted se casa con una persona, no sabe cómo será en treinta años. Nuestros antepasados no elaboraron las promesas nupciales con sus cabezas hundidas en la arena. Ellas tenían sus ojos bien abiertos a la realidad: ‘Para tener y protegerte de hoy en adelante, para bien o para mal, en riqueza o en pobreza, en salud o enfermedad, para amarte, honrarte y cuidarte hasta que la muerte nos separe. Y te prometo mi fidelidad’. Usted no sabe cómo será esta persona en el futuro. Podría ser mejor de lo que usted jamás haya soñado, o peor. Nuestra esperanza se basa en esto: somos elegidos, santos y amados. Dios está a nuestro favor, y todas las cosas cooperan para el bien de los que lo aman” (p. 45).
5. “Permanecer enamorado no es la primera tarea del matrimonio. Es un feliz resultado del cumplimiento del pacto por causa de Cristo” (p. 63).
6. “Si algo no anda bien en la casa de los Piper y Jesús bien a golpear la puerta, él podría tener un problema con mi esposa, pero lo primero que va a decir cuando ella abra la puerta es: ‘¿Está el hombre de la casa?’. Así ocurrió en el primer matrimonio y así ocurrirá en nuestro matrimonio” (p. 85).
7. “Dios promete bendiciones a quienes permanecen solteros en Cristo que son mejores que las del matrimonio y los hijos. Alguien podría preguntar: ¿no sería mejor tener las dos cosas, las bendiciones del matrimonio y las bendiciones del cielo? Hay dos respuestas para esa pregunta. Una es la usted descubrirá algún día y será mejor que lo entienda ahora: Las bendiciones de estar con Cristo en el cielo sobrepasan de tal forma a las bendiciones de estar casado y criar hijos que hacer esta pregunta equivale a: ¿no sería mejor tener el océano y también tener unas gotitas de agua? Pero esa no es la respuesta que usted quería. Así que aquí va otra: Tanto el matrimonio como la soltería nos ofrecen pruebas y oportunidades únicas para nuestra santificación, para nuestra preparación hacia el cielo. Habrá recompensas únicas para cada una de ellas. Cuál será mayor no dependerá de que usted haya estado casado o soltero, sino de cómo respondió a cada una de ellas” (p. 109).
8. “Así como los cielos cuentan la gloria del poder y la belleza de Dios, el clímax sexual cuenta la gloria de los deleites inconmensurables que tendremos con Cristo en los tiempos venideros. No habrá casamiento allí (Mt. 22:30), pero existirá lo que refleja el matrimonio. Y los placeres del matrimonio, a la millonésima potencia, estarán allí. Los placeres que experimentaremos allí son de una clase que, si Dios intentara explicárnoslos hoy, sería como trata de explicar el placer sexual a un niño de cinco años. El niño podría sentir con la cabeza, pero luego diría: ‘Pásame la mantequilla de maní’” (p. 123).
9. “La principal tarea de ser padres es conocer a Dios por cómo es en sus muchos atributos —especialmente cómo se ha revelado a sí mismo en la persona de Jesús y su cruz— y luego vivir de forma tal con nuestros hijos que los ayudemos a ver y conocer a este Dios multifacético” (p. 142).
10. “Si Cristo alguna vez abandona y descarta a su Iglesia, entonces un hombre podrá divorciar a su esposa; y si la Iglesia, comprada por su sangre bajo el nuevo pacto, alguna vez deja de ser la esposa de Cristo, entonces una esposa podrá divorciar legítimamente a su esposo” (p. 156).
11. “Concentrarse en los efectos práctico del matrimonio socava el poder mismo del matrimonio para lograr los efectos que deseamos… Dios diseñó la vida para que funcione de esa manera. Haga que Él y su Hijo ocupen un lugar central, y los efectos prácticos se añadirán. Haga los efectos prácticos ocupen un lugar central, y perderá a los dos” (p. 175).
12. “La belleza del amor fiel al pacto entre Cristo y su Iglesia brilla en su máximo esplendor cuando solo Cristo la sustenta” (p. 176).