“Pocas cosas tienen un efecto más grande en la manera en que vemos a Dios y al mundo que memorizar porciones extendidas de las Escrituras”[1]Piper, John. When I Don’t Desire God: How to fight for joy. Crossway: Illinois. Posición: 2093. Adquirir en español — John Piper.
Todo cristiano está de acuerdo en que es bueno conocer la Palabra de Dios, e incluso memorizar algunos versículos. Es útil al evangelizar, predicar, orar o al momento de la meditación privada.
Así que la mayoría de los cristianos sabe, ya sea por memorización consciente o inconsciente, varios versículos aislados de memoria, pero ¿qué hay de memorizar capítulos enteros de las Escrituras o incluso todo un libro de la Biblia? ¿Es algo bueno o demasiado radical?
Hace mucho tiempo creía que la memorización extendida de la Biblia era para gente “religiosa”. Pero por la gracia de Dios, mi forma de pensar está siendo renovada, hoy considero no solo que nunca exageramos cuando le damos importancia máxima a la Palabra de Dios, sino que además la memorización extendida de esta es una disciplina espiritual importante en nuestra santificación: Para tener nuestra mente llena de Cristo, debemos llenarla con la Palabra de Dios.
Con la ayuda de John Piper hace algunos años atrás, me vi motivado a memorizar pasajes largos de las Escrituras (este es el método que uso). Y quisiera poder convencer a todas las personas para que memoricen la Biblia, no solo versículos sueltos por aquí y por allá, sino pasajes largos.
Algunos efectos de memorizar la Biblia
“El vigor de nuestra vida espiritual será en exacta proporción al lugar que la Biblia ocupa en nuestras vidas y pensamientos”
— George Muller.
Todos las personas que he conocido en libros y en persona, que parecen tener un caminar con el Señor más consistente que el resto de los cristianos, tienen en común que sus bocas están llenas de la Palabra de Dios. Así ha sido a lo largo de la historia (puedes ver a Bunyan, o a Spurgeon, o a Newton, y tener una idea del efecto de memorizar las Escrituras).
John Piper resume ventajas de memorizar la Biblia con estas palabras:
“Paso mucho tiempo en la memorización de la Biblia porque creo en el poder de la Palabra morando en nosotros para resolver mil problemas antes de que pasen, y sanar miles de heridas después de que ocurren, y matar miles pecados en el momento de la tentación, y endulzar miles días con lo que destila del panal [cp. Sal. 19:10]”[2]Ibíd.
Aunque solo llevo pocos años memorizando extendidamente, los efectos han sido incalculables para mí (¡no puedo imaginar lo que podría decir en 50 años!). Aquí hay algunos de ellos:
- Me hace entender más la Palabra de Dios y conocerlo, y así buscar amarlo con toda mi mente (Mt. 22:37). La Biblia es un depósito inconmensurable de leña para la fe y el gozo de los cristianos (cp. Rom. 10:17 y Sal. 19:7).
- Me hace vislumbrar los versículos en sus contextos inmediatos y amplios, y así comprender cada día mejor el mensaje de las Escrituras y la riqueza que hay en ellas, viendo más y más conexiones a medida que recuerdo la Palabra de Dios, entendiendo por qué cierto versículo está antes o después de otro, meditando una y otra vez en la Biblia, cavando en ella. Por eso considero que la memorización extendida es, después de la oración, la herramienta más poderosa con la que contamos en el estudio de la Biblia.
- Me hace tener Sus promesas en mi mente, promesas que son mejores que las del pecado. Esto es un arma tremenda en mi santificación. Soy un pecador que necesita esta espada desesperadamente. “En mi corazón he atesorado tu palabra, para no pecar contra ti” (Sal. 119:11; cp. 2 Pe. 1:3-4, Efe. 6:17, Rom. 8:13).
- Me confronta al pensar lo terrible del hecho de memorizar la Palabra de Dios a la vez que soy un pecador, todavía inconsciente de todo el peso de la seriedad de la verdad y sin afectos que correspondan plenamente a cuán grande y digno es Dios… Él en Su gracia usa esto para conducirme una y otra vez a la cruz.
- Cuando trabajo en memorizar y recordar, me predico una y otra vez la verdad a mí mismo, todos los días. Eso es algo que requiero a diario.
Un llamado a atesorar la Palabra de Dios
“Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo digno, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo honorable, si hay alguna virtud o algo que merece elogio, en esto meditad.” (Filp. 4:8). En otras palabras, enfoca tu mente en pensar en la Palabra de Dios.
“Y no os adaptéis a este mundo, sino transformaos mediante la renovación de vuestra mente, para que verifiquéis cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno, aceptable y perfecto” (Rom. 12:2). Necesitas ser reeducado. Necesitas una mente que no esté llena de las cosas del mundo, sino de la Palabra de Dios.
“Mejor es para mí la ley de tu boca que millares de piezas de oro y de plata” (Sal. 119:72). Tienes riquezas gloriosas en tu mente cuando guardas en ella lo que Dios ha hablado.
Lo que piensas se refleja en cómo vives. Cuanto más saturada está tu mente de la Palabra de Dios, tus acciones no pueden estar saturadas por otras cosas.
Espero que por la gracia de Dios te animes a memorizar la Biblia. Empieza a hacerlo ahora. Aquí tienes de nuevo el método que uso.
Publicado originalmente el 22 de junio de 2015.
Referencías