Una de las cosas que más me emocionan de lo que Dios ha hecho en los últimos años, es la traducción al español de libros llenos de sana doctrina y una visión majestuosa del Señor. Dios en el torbellino: Cómo el amor santo de Dios reorienta nuestro mundo, de David F. Wells, es uno de los mejores que he leído recientemente.
Su autor, quien para muchos es unos de los teólogos contemporáneos más perspicaces al examinar nuestra cultura, busca explorar en este libro el misterio acerca de cómo Dios es santo y amoroso al mismo tiempo.
Wells argumenta que el amor santo de Dios recorre toda la Escritura, se mostró plenamente en la cruz del Calvario, y al comprenderlo transforma cómo vivimos, adoramos, y servimos. En nuestra época, bombardeados por toda clase de información distractora que refuerza la idea de vivir centrados en nosotros mismos —afirma el autor—, necesitamos levantar nuestra mirada para comprender el amor santo de Dios.
Para mí fue edificante leer este libro saturado por el evangelio, lleno de teología bíblica y práctica. Ayudará a muchos creyentes a reflexionar seriamente en el hecho de que Dios es más grande de lo que solemos pensar, mucho más inmenso de lo que nos dice la cultura que nos rodea.
No puedo estar más de acuerdo con Wells cuando enseña que “una visión mutilada de Dios nunca será capaz de sostener la vida de santificación a la que hemos sido llamados” (pos. 3605).