Estudiar el Antiguo Testamento (AT) ha sido fascinante para mí y profundamente edificante, sobre todo durante este año. Pude leerlo de manera cronológica y entenderlo más. Curiosamente, yo era de esos que se enfocan más en el Nuevo Testamento (NT) que en el Antiguo.
Cuanto más me adentro en el AT, más me pregunto por qué no lo hice antes.
¿No es cierto que hay cristianos que afirman que toda la Biblia es la Palabra de Dios, pero en la práctica la leen como si lo importante sólo estuviese en el NT? Lo mismo pasa al revés. Hay quienes en la práctica valoran más al AT que al Nuevo. Así cometen el error de dejar a un lado la revelación del NT y la interpretación inspirada que hace del AT.
Ambos desbalances son problemáticos porque la revelación de Dios a lo largo de las Escrituras es progresiva: Lo postrero explica mejor y amplía lo primero, y sin lo primero no se entendería bien lo que viene luego.
Entonces, cuando solo lees el NT e ignoras el Antiguo, estás prácticamente leyendo menos del 30% de lo que Dios quiere que sepas, y no estás entendiendo y profundizando en ese porcentaje tan bien como Dios quiere que lo hagas.
Debe llamarnos la atención que Jesús no sólo predicó desde el AT (Lucas 20:16-21), sino que también exhortó a las personas a que lo escudriñaran: “Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí” (Juan 5:39; cp. Lucas 24:25-27).
Los apóstoles también citaron el Antiguo Testamento para predicar a Jesús y mostrar cómo Él es la realidad máxima a la que apuntaban las sombras en el Antiguo Testamento, y cómo en Cristo se cumplen las profecías y promesas dadas por Dios en el pasado.
Si realmente quieres conocer más a Jesucristo, y entender más lo que significó Su ministerio, Su muerte, Su resurrección y Su ascensión, y si quieres que tu fe sea fortalecida, ¡entonces deja de ignorar el Antiguo Testamento, si lo has estado haciendo!
Recordemos las palabras del apóstol Pablo, dadas por el Espíritu Santo: “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” (2 Timoteo 3:16-17).
Y es que toda la Escritura apunta y habla de Jesús, y cuanto más nos adentremos en ella, más veremos que eso es así. Contemplaremos mucho mejor el panorama que Dios ha revelado… y es gloriosamente indescriptible. Por la gracia de Dios, soy testigo de eso. Te animo a buscar alimentarte de toda la Palabra de Dios y no sólo de algunas partes.
Publicado originalmente el 12 de noviembre de 2015.