Un problema que tenemos muchos cristianos, es que a veces no sabemos cuando hablar con dureza y cuando no hablar con dureza. Cuando expresar ira santa ante lo que está mal en las congregaciones, y cuando refrenarse.
Admito con vergüenza que en el pasado he sentido cierta satisfacción al clavarle a una persona mi espada doctrinal en el pecho con rudeza y mostrarle que tengo la razón. No quiero que eso vuelva a suceder. He aprendido que no necesito tener la razón.
Detesto ser rudo con alguien, incluso aunque sea necesario, pero detesto más ser rudo con alguien cuando en realidad no debí haber sido tan duro.
Un verdadero cristiano no habla con rudeza en algunas ocasiones porque sí, sino por una causa justa ante los ojos de Dios.
Hay ocasiones en donde no me arrepiento en lo más mínimo de hablar con dureza. Parte de amar el prójimo es decirle la verdad aunque esa verdad lo incomode. La persona que más te ama es la que te dirá la verdad, y si a veces soy muy duro predicando el evangelio en diversos momentos y luchando contra lo que está mal en muchas congregaciones, es porque es necesario serlo.
En otras ocasiones, me gustaría hablar con más rudeza y sinceridad. Por ejemplo, Jesús fue implacable con los fariseos y los escribas, e incluso los llamo víboras e hijos del diablo. Así que cuando alguien se queja de que soy muy rudo al responderle a un falso profeta, yo le digo que a veces me gustaría serlo más y tener la valentía que tiene Jesús. Quiero hablar como Él.
En fin, parte de la sabiduría consiste en saber cuando hablar con dureza y cuando hablar con buena onda. De eso no tengo ni la menor duda. También es importante saber cuando callar, pero esa tercera opción, callar, no la incluiré en este post porque aquí solo quiero hablar sobre cuando hablar dureza y cuando no.
He llegado a estas conclusiones:
¿Cuando hablar con dureza?
- Cuando la persona a quien le quieres hablar se cree superior a lo que es. Si en verdad es quien dice ser, podrá soportarlo.
- Cuando puedas estar seguro de que a esa persona en el pasado ya le han hablado con suavidad y no ha reaccionado.
- Cuando no hay más alternativa.
- Cuando Jesús hablaría así.
Si una de estas condiciones aplica, asegúrate que no quieres hablar con dureza para demostrar superioridad y por el simple hecho de sonar radical, sino por amor a esa persona (aunque esa persona no lo entienda).
También tienes que entender que no estás llamado a andar corrigiendo a todo el mundo de forma dura. Eso es estúpido. No te metas en las cosas que no son tu problema. Trust me, te lo digo por experiencia. He vivido muchos epic fails al respecto.
¿Cuando hablar con suavidad?
En todas las otras ocasiones. :)
Simple, ¿no? Entonces vamos a vivirlo. Tratemos de hablar con dureza cuando Dios quiere que lo hagamos y no cuando sea innecesario.
La lectura de la Biblia, la meditación y la oración, nos servirán mucho para crecer en esta área.
Seguro fracasaremos de vez en cuando al regular la expresión de nuestra ira santa o nuestra exhortación a alguien a quien amamos, pero sé que si confiamos en Dios, con el tiempo Él nos enseñara cada vez más cómo hablar y vivir como Él quiere que vivamos.
Pregunta para ti: ¿Qué añadirías a todo esto? Responde a la pregunta en un comentario abajo.