Para nadie es un secreto que en la última década el yoga se ha vuelto muy popular. El mundo occidental ha creado un culto a la salud física y en ese culto ha encajado bien esta práctica, que hace unas décadas era rechazada por su misticismo. Vivimos en una sociedad “yogaisada”.
Como cristianos, ¿qué debemos pensar al respecto?
El yoga como religión
Una religión es un conjunto de creencias y prácticas que tienen que ver con asuntos existenciales, sobrenaturales y morales. Una religión tiene como fin el acercarnos más a lo divino de alguna manera.
Los máximos propulsores del yoga en la actualidad suelen decir que el yoga no es una religión. El famoso yoguista T. K. V Desikachar, escribe lo siguiente en su comentario a los escritos que conforman el “Yoga-Sutra” de Patanjali (el hindú considerado el padre del Yoga):
“El Yoga no es una religión. Es un conocimiento, una disciplina, una experiencia, que se adapta a las circunstancias, idiosincrasia y demanda de cada persona” (p. 20).
Sin embargo, sus palabras son una clara contradicción a lo que él mismo dice tan solo un par de párrafos atrás, citando a Patanjali:
“‘Yoga es la capacidad de dirigir tu mente hacia un objeto exclusivamente y de mantener esa dirección sin ninguna distracción’. En cuanto no se alcance ese estado, el hombre no puede unirse plenamente a Dios”.
En otras palabras, esta práctica promete unión a alguna deidad. Por ende, sí es una religión. Es una búsqueda de conocer o encontrar a Dios, fuera de Jesucristo. De esta manera el yoga invalida la cruz de Cristo, que es el único camino al Padre (Jn. 14:6). El Yoga es una religión idólatra.
Las promesas del yoga versus las promesas de Dios
El yoga además te promete:
- Paz, sin tener que abandonar tus pecados.
- Equilibrio mental y espiritual, sin admitir tu debilidad y necesidad de Jesús.
- Felicidad, sin el gozo de Dios.
La Biblia nos muestra que vivimos en una sociedad que se ha corrompido por el pecado, y el yoga ofrece a esta sociedad lo que ella quiere: beneficios de conocer a Dios, sin tener realmente a Dios. Pero el yoga no puede dar esos beneficios, ni puede darte a Dios.
¡No necesitas el yoga!
Es sencillamente absurdo y contradictorio creer en las promesas de Dios y al mismo tiempo practicar yoga para tener descanso espiritual. El Dr. Albert Mohler lo resume bien de esta manera:
“Cuando los cristianos practican yoga, ellos deben negar la realidad de lo que el yoga representa, o fallar en ver las contradicciones entre sus compromisos cristianos y su acogida al yoga. Las contradicciones no son pocas, y tampoco son periféricas. El asunto es este: el yoga es una disciplina espiritual por la cual su adherente es entrenado a usar su cuerpo como un vehículo para alcanzar un conocimiento de lo divino. Los cristianos están llamados a mirar a Cristo para todo lo que necesitan y obedecer a Cristo a través de obedecer su Palabra. No estamos llamados a escapar de la percepción de este mundo por alcanzar un elevado estado de consciencia, sino a seguir a Cristo en el camino de fidelidad”.
Yoga sin religión
Ahora bien, sé que esto trae otras preguntas. ¿Tiene algo de malo usar las posiciones del yoga de vez en cuando como meros ejercicios físicos y estiramientos, dejando de un lado la parte espiritual? ¿Puedo tomar clases de yoga solo para ejercicios físicos, buscando dejar de lado todo lo espiritual que representa y enseña esta práctica?
Nosotros los cristianos sabemos que la parte espiritual del yoga es un fraude. Como este es el caso, entiendo que no es malo tomar posiciones de yoga para hacer ejercicios o estiramientos, dejando de un lado lo místico del yoga y las profundas concentraciones. De todas formas, ¡el yoga no inventó los estiramientos y los ejercicios físicos! Ahora, debemos entender que en este caso no estamos practicando yoga: estamos haciendo ejercicios de estiramientos.
Dicho esto, no podemos ignorar que muchas personas sí creen en el lado espiritual del yoga. Si ven a un cristiano haciendo estiramientos y ejercicios con posiciones que la sociedad suele asociar al yoga, lo más probable es que se confundan y crean que el cristianismo lo aprueba. En ese caso estaríamos promoviendo la idolatría y pecando contra Cristo (como Pablo señala en 1 Corintios 8:12). Así que aquí no es solo un asunto de si es bueno para mí hacer posiciones de yoga como mero ejercicio físico o no. Esto en realidad tiene que ver con el hecho de si estoy amando a mi prójimo o no.
Entonces, ¿qué pensamos?
Ser cristiano y practicar un yoga “completo” (incluyendo el lado espiritual del yoga) es una contradicción y una deshonra al sacrificio de Cristo. El yoga podrá darte una agradable y pasajera sensación de satisfacción, pero no puede llenar tu vida, dar paz auténtica y mostrarte a Dios.
Por otro lado, parte de amar al prójimo es procurar no ser de tropiezo y confusión para él. Asistir abiertamente a clases de yoga solo para hacer ejercicios físicos es ser de tropiezo en esta sociedad, así que lo mejor es no hacerlo.
Si quieres hacer posiciones de yoga en privado y como ejercicios físicos y de estiramientos para tu cuerpo, dejando a un lado lo “espiritual” del yoga, puedes hacerlo. El yoga no inventó los ejercicios. Ahora, si algún día hablas con algún amigo de esto, déjale bien claro que buscas tu gozo en Cristo y no en el fraude del misticismo del yoga.
Por último, Dios puede hacer lo que nada en todo el mundo puede hacer. No solo darte paz a pesar de tus pecados, sino también darte libertad en Jesús, quien es el regalo más grande que existe. Toda la Biblia da testimonio de eso. Así que como cristianos, debemos tener bien claro que, o creemos en las promesas del yoga, o creemos en lo que Dios ha hablado.
Editado y publicado por primera vez en Coalición Por el Evangelio.