“Pidan, y se les dará, busquen, y encontrarán, llamen, y se les abrirá” (Mateo 7:7).
En Santiago 4:2 hay una declaración que todo cristiano necesita leer sobre la oración: “No tenéis, porque no pedís”. En otras palabras, hay cosas que no pasarán si no las pides en oración. Si esto no hace explotar tu mente, vuélvelo a leer: “No tenéis, porque no pedís”.
¿Has pensado en todo lo que significa eso para nosotros?
Este artículo no es un “¡Decláralo y recíbelo!”
Sé que esto suena incómodo o incluso herético en un principio para muchos los que creemos en las doctrinas de la gracia y las cinco solas.
De hecho, yo mismo he escrito sobre lo anti-bíblica de la manía que muchos tienen de andar decretando o declarando cosas. Dios no es un genio mágico que hará todo lo que decretemos, con frecuencia sacando versos de contexto. Él es soberano y todo lo hace conforme a Su voluntad, no a la nuestra.
Pero veo que en el movimiento de nueva reforma que se ocurre en Latinoamérica, en nuestro celo por proclamar y exaltar la soberanía de Dios, y en rechazo a doctrinas falsas centradas en el hombre y su voluntad carnal, nos hemos ido al extremo de olvidar que Dios quiere que pidamos mucho en humildad, y que hay cosas que no pasarán al menos que oremos por ellas.
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El gran misterio de la oración.
Muchos se preguntarán: Si hay cosas que no pasarán al menos que las pidamos en oración, ¿Entonces dónde queda la soberanía de Dios? Un pasaje que responde a esa pregunta es Filipenses 2:12-13:
“… ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor, porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad”.
Esa es otra cosa que debería hacer explotar tu mente: Dios es quien produce en los cristianos el querer y el hacer lo bueno. En otras palabras, tus oraciones han sido planeadas por Dios. Él las produce conforme a Su voluntad y te lleva a orar. Pero presta atención: Dios está detrás de tus oraciones causándolas, de una forma tan misteriosa e indescifrable para nuestras mentes finitas, que tus oraciones de ninguna manera dejan de ser tuyas y verdaderas, pero de manera en que sin duda alguna ellas forman parte del plan soberano de Dios. Vuelve a leer eso con mucho cuidado. ¿Extraño y misterioso? Sí, pero asombroso y real.
Veo con preocupación que muchos cristianos que hablan sobre la soberanía de Dios tengan vidas de oración apagadas, porque en realidad la verdad de la soberanía de Dios no apaga la oración, sino que cuando es entendida y reconocida en fe, nos asombra y aviva nuestras vidas de oración. ¿Cómo no querer orar cuando entendemos que hay un Dios soberano detrás de nuestras oraciones, de una forma incomprensible para nuestras mentes finitas, y dispuesto a escuchar y responder a esas mismas oraciones para llevar a cabo cosas que Él ha decretado?
Tú puedes participar en los propósitos de Dios a través de la oración. Le ha placido que al orar seas un medio en Su plan de manifestar Su gloria y poder en toda la creación. Eso es emocionante y debería abrumarte. Lo que ves en la tele es ridículamente aburrido en comparación a esto. Hay millones de galaxias en el universo y tú, diminuto y distraído humano, tienes la atención y el amor de un Dios todopoderoso y soberano que quiere que pidas muchas cosas a Él, y en respuesta a esas peticiones hacer lo que Él siempre había planificado realizar para que nos quede claro que la gloria y el poder es de Él.
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¡Dios quiere que pidas!
Es vital recordar esto porque muchos han hecho de la oración una repetición de palabras para ellos mismos, para recordar cosas sobre Dios y lo que leen en la Biblia, o peor aún, para buscar crear algún efecto psicológico “positivo” en ellos en vez de realmente confiar en que Dios responde a nuestras oraciones y creer que hay cosas que no pasarían si no oramos por ellas.
Muchos han olvidado pedir y reconocer que Dios es glorificado cuando clamamos a Él como niños. Otros piden a Dios, pero no piden lo suficiente. ¡Pidamos a Dios! En la Palabra leemos: “…pedid, y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido” (Juan 16:24). Pide y tendrás gozo.
Necesitamos no solo orar más por nosotros mismos, sino también por otras personas. Tendemos a usar la oración como último recurso y creo que eso es un grave error. Una falla en la oración y en no pedir tanto como deberíamos y necesitamos, es una falla en no reconocer cuanto necesitamos de Dios, cuanto las personas a nuestro alrededor también necesitan de Dios, cuan poderoso es nuestro Señor para responder nuestras oraciones y cuan relevante es el mandato bíblico de orar sin cesar (1 Tesalonicenses 5:17-18).
Dios no ha prometido que tendremos vidas llenas de lujos vanidosos en este mundo como enseñan muchos falsos maestros, por ejemplo, pero Dios sí ha prometido responder todas las oraciones que hagamos conforme a Su perfecta voluntad, revelada en la Biblia. “Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho” (Juan 15:7). ¡No tienes porque no pides!
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Escrituras para mayor estudio: Filipenses 1:19-20; Éxodo 32; Efesios 3:20; Salmos 34:4,17; Marcos 14:38; Filipenses 4:6-7; Santiago 5:16.