Dios me cambió hasta en Twitter. Fue Su idea que eso pasase, y es algo infinitamente cool porque ahora estoy realmente vivo disfrutando a Jesús.
Siempre que me presento antes de dar una de mis conferencias, digo que yo solía estar muerto y ahora estoy vivo gracias a Jesús. Esto es algo cierto y lo vivo a un ritmo de 60 minutos por hora, 24 horas al día, y 7 días a la semana.
La historia de mi testimonio es algo larga (pero puedes leer algo de ella en mi ebook), pero algo que sí puedo contarte brevemente aquí es lo siguiente:
Dios me cambió arruinándome para muchas cosas.
Dios me cambió para que yo pudiera conocerlo eternamente, lo cual ya estoy empezando a hacer, y la forma en que lo hizo fue mostrándome a Cristo (Juan 17:3). Todos existimos por Él y para Él, y no servimos para otra cosa que no sea amar (amarlo a Él y amar a las personas) y conocerlo.
Uno de mis problemas era que aunque yo no servía para muchas cosas que yo hacía antes de conocer a Jesús, yo igual las hacía en la medida que podía hacerlo. Qué tercos podemos ser los humanos, ¿eh?
Ahora que estoy conociendo a Cristo, estoy dañado para seguir siendo el viejo Josué que en algún momento fui. Ahora lo estoy de una forma consciente. No quiero hacer las cosas que hacía. Ahora tengo mis ojos abierto, puedo ver la luz, y sé para que estoy aquí.
Hoy sé para qué existo, sé que ahora soy original, y sé que soy eternamente amado por Dios.
De esa forma Dios me arruinó para lo ordinario.
Conocer a Dios es más que suficiente para arruinar a cualquiera de esta manera.
Mi corazón late por Jesús y lo que a Él le importa. Ya no quiero ser el tipo que era antes. Dios me ayuda a perseverar en la fe y quiero seguir conociéndolo por siempre, ya que Él es lo más delicioso que existe.
Blaise Pascal una vez escribió que en el corazón de todo hombre hay un hueco del tamaño de Dios. Hoy puedo decir que mi copa está rebosando y rebosará por siempre.
Ahora solo vivo para la extraordinario y te invito a que tú también lo hagas.