“Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo”
(1 Corintios 15:57)
Con frecuencia muchas personas suelen acercarse a mí para hablarme que están luchando con un pecado al que desean vencer y me piden ayuda y consejos.
Algunos quieren vencer el pecado por orgullo y no porque odian el pecado, mientras otros sí quieren dejar de pecar porque lo odian. Y la prueba de que has nacido de nuevo es que odias el pecado (1 Juan 5:18, 2:29).
El pecado nos acompañará hasta el día de nuestra muerte física o el día en que Jesús regrese. Sin embargo, si en verdad somos cristianos lucharemos contra nuestros deseos pecaminosos teniendo nuestra mirada en Cristo. Antes del día en que veamos a Dios cara a cara y seamos transformados, Dios quiere llevarnos lo más lejos que podamos llegar en nuestra hechura a la imagen de Su Hijo (Romanos 8:29).
Estamos llamados a hacer morir el pecado en nosotros, pero… ¿Cómo hacerlo?
A continuación compartiré contigo algunos consejos prácticos y resumidos que he aprendido sobre cómo matar el pecado en nuestras vidas. Estos son los consejos que siempre comparto cuando estoy ayudando a alguien.
Esto que leerás también es para mí. Sin embargo, es mi deseo que esto te sirva tanto y más que a mí.
Llena tu mente de la Palabra de Dios.
“Vence a las promesas del pecado con las promesas de Dios”
— John Piper.
El Espíritu Santo solo puede recordarte las cosas que ya conoces (lo cual es algo obvio, porque ¿Cómo puede alguien recordarte algo que no conoces?). Así que si quieres que Él te recuerde las promesas de Dios para vencer con ellas las promesas del pecado, graba en tu mente TODA la Palabra de Dios (Libros, capítulos, versículos).
Ahora, específicamente sobre el pecado, quiero compartir contigo 1 Corintios 10:13:
“No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar”
¡Graba esa verdad en tu mente!
Algo clave en todo esto es lo siguiente que te explicaré a continuación.
En Romanos 8:5, Pablo nos dice: “Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu (quienes tienen su fe en Jesús), piensan en las cosas del Espíritu”. Más adelante, en el versículo 13, dice: “Porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis”.
Ambas cosas están relacionadas: Hacemos morir las obras de la carne, el pecado en nosotros, pensando en las cosas del Espíritu. ¿Y qué son las cosas del Espíritu? 1 Corintios 2:12-14 nos habla que ellas son toda la Palabra de Dios (eso incluye Sus promesas).
PUNTO: Hacemos morir al pecado pensando en la Palabra de Dios y creyéndola. Cuando eso pasa la gloria no es tuya, sino de Dios. (Esto lo aprendí de John Piper hace muchísimo tiempo en un sermón que trataba también sobre matar el pecado)
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Recuerda lo débiles que son tus deseos.
“Si recordamos las claras promesas de recompensa y su asombrosa naturaleza tal como están expuestas en el Evangelio parece que Nuestro Señor no considera muy fuertes nuestros deseos, sino extraordinariamente débiles. Somos criaturas endebles. Nos divertimos con la bebida, el sexo y la ambición e ignoramos el goce infinito que se nos ofrece, como niños ignorantes empeñados en seguir haciendo pasteles de barro en un lodazal por su incapacidad para imaginar lo que significa el ofrecimiento de pasar un día de fiesta en el mar. Somos muy fáciles de contentar”
— C.S. Lewis.
Pecar es decir “Esto que estoy haciendo y/o disfrutando es mejor que Cristo”… y eso es una error garrafal. Cristo es mejor que todas las cosas.
La vida cristiana en realidad no es una vida de sacrificio. Es una vida de ganancia. Abandonas las cosas de este mundo para abrazar a alguien que es superior, y paradójicamente, ese alguien superior a todos nosotros te dará la sabiduría para disfrutar mejor los deleites inferiores de forma más real y de manera en que la Gloria sea para Él.
El pecado te podrá contentar por un rato pero nunca te dará satisfacción. En cambio, el gozo que hay en Cristo sí.
Dios quiere que lo disfrutes a Él y conozcas que sus mandamientos no son molestos (1 Juan 5:3).
La vida cristiana, aunque a veces no lo entendamos, es la cosa más fácil en todo el mundo. Piénsalo: Solo tienes que complacer a una persona que te ama sin medida, Él te ayuda a cumplir sus mandatos, nunca estás solo, Él no permite que pases por una tentación que no puedas soportar, y un larguísimo etc…
Por eso Jesús dijo: “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga” (Mateo 11:29-30).
Creamos eso y tengamos nuestra fe puesta en Él. No nos rindamos ante el pecado, sino ante Cristo.
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También recuerda que tus pecados no hacen ni harán que Dios sea menos Dios, pero tu gozo en Él lo glorifica y esa es la razón por la que Él, en Su gran amor y misericordia, quiere satisfacerte.
“Tienes que matar el placer con placer. Decir ‘NO’ (al pecado) no funcionará a largo plazo. Disfruta a Jesús más que lo que disfrutas el pecado”
— John Piper.
El gozo que te ofrece el pecado y el mundo no es real en realidad. Jesús es la verdad, todo lo demás es menos que eso… MUCHO menos (Juan 14:6). Pecar es cambiar la realidad por una sombra.
El corazón de cada uno de nosotros es un hueco que solo Dios puede llenar y pecar es despreciar a Dios y la auténtica alegría. Abraza la verdad de que Dios quiere ser glorificado en tu vida y nunca te apartes de ella.
“Si Dios es más glorificado en mí cuando yo estoy más satisfecho en Él, entonces Él está tan entregado a hacerme feliz en Él como lo está a Su gloria en mí”
— John Piper.
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