Imagina que eres cristiano y quieres leer la Biblia en un año. Entonces abres Génesis el primero de enero y empiezas a leer un poco todos los días siguiendo algún plan que trae tu Biblia o viste en Internet. Cuando pasas un par de días sin leer, procuras ponerte al día.
Cuando llegas a Éxodo, ya estás un poco agotado y perturbado por algunas cosas que no entendiste leyendo Génesis (¡¿Qué pasaba por las mentes de las hijas de Lot!?). Y cuando llegas a Levítico, se te hace más difícil seguir la lectura y sientes que no lo vas a lograr. Luego de unos días en los que se te olvidó leer, abandonas tu plan. Y cuando luego ves tu Biblia, tratas de ahogar la sensación de que tal vez no eres un buen cristiano después de todo.
Quizá pienses que esto suena muy familiar. Tal vez no tienes que imaginarlo porque te ha sucedido. Sabes que empezar a leer la Biblia en enero es fácil. Lo verdaderamente difícil para muchos ni siquiera es llegar a diciembre, es llegar a febrero.
Todo esto es más frustrante cuando consideras que una audiobiblia suele durar 74 horas. Según Crossway, puedes leer la Biblia en un año leyendo solo 12 minutos al día; una cantidad de tiempo ridículamente pequeña en comparación a tus horas en redes sociales y Netflix. No tenemos excusas para no leer la Biblia al menos en un año… y sin embargo, fallamos.
Sé lo que se siente. Por mucho tiempo traté de leer la Biblia en un año y simplemente no pude hacerlo… hasta que lo logré y he seguido así desde entonces. ¿Cómo puedes hacerlo también? Déjame compartir contigo los siguientes tres consejos básicos.
1. Ora como si necesitaras de Dios para leer la Biblia.
¡Esto es porque en verdad necesitas de Él! Dependemos del Espíritu Santo. Así que haz tuyas las oraciones del salmista en el salmo 119, por ejemplo:
- “Abre mis ojos, para que vea Las maravillas de Tu ley” (v. 18), para que veas la belleza de la Palabra de tal manera que tu corazón la desee más en las mañanas que saber lo último que otros publicaron en sus redes sociales o lo que hay en la televisión.
- “Dame entendimiento para que guarde Tu ley y la cumpla de todo corazón” (v. 34), para que podamos entender cómo aplicar la Palabra en nuestro día a día.
- “Inclina mi corazón a Tus testimonios, y no a la ganancia deshonesta” (v. 36), porque somos rápidos para distraernos en vez de profundizar más en la Palabra.
Estas son oraciones que Dios se complace en responder. El Dios que dio a su Hijo por ti, ¿cómo no te ayudará a leer la Biblia hasta más de una vez durante el año? (Ro. 8:32).
Uno de nuestros mayores errores al pretender leer la Biblia es tratar de hacerlo en nuestras propias fuerzas en vez de hacerlo en las fuerzas que el Señor puede darnos. Pero Dios es glorificado cuando reconocemos nuestra bancarrota espiritual y dependemos de su gracia. Y Él está más interesado que tú en que profundices en su Palabra.
2. Considera usar un plan de lectura realista.
Un plan de lectura es una excelente ayuda pero solo si escoges uno realista.
Me explico: si lo tuyo no es la amplia lectura y honestamente tu vida está muy llena de responsabilidades, no te recomiendo un plan que te lleve a leer muchas horas al día. Eso no es ser realista en cuanto a tus capacidades actuales y tu ritmo de vida, con los roles y las tareas que Dios te ha dado en tu etapa presente.
Por otro lado, no esperes poder profundizar en la Palabra si solo le dedicas pocos minutos, leyéndola en trocitos como capítulos o versículos. La Biblia originalmente no fue escrita con esas divisiones. Aunque ellas pueden ser útiles para citar con más precisión la Escritura, hacer referencias, y recordar nuestras lecturas con más facilidad, en cierta manera pueden contribuir a que saquemos textos fuera de sus contextos y tengamos dificultades para entender el flujo de pensamiento y narrativa a través de porciones extensas y libros enteros.
Así que un plan de lectura que fragmenta mucho la Biblia en trocitos no es realista en cuanto a la naturaleza de la Palabra. Los versículos pertenecen a capítulos, y los capítulos pertenecen a libros que fueron escritos para leerse como una unidad, dentro de la unidad más amplia de toda la Biblia. Por lo tanto, te recomiendo un plan de lectura que se ajuste a la mayor cantidad de tiempo que puedas dedicarle (no las sobras de tu tiempo, como usualmente escogemos), mientras a su vez te ayuda a leer porciones largas de las Escrituras.
Todo esto también significa que no hay un plan perfecto para toda persona. El plan que haré el próximo año para tratar de leer la Biblia cuatro veces seguramente será más difícil para alguien con tres hijos pequeños, por ejemplo. Aunque puedo recomendar un plan cronológico o el célebre plan de Robert Murray M’Cheyne, en última instancia es tu tarea buscar un plan que se ajuste tus capacidades. ¡Estoy seguro de que podrás hallar uno!
3. Evita las distracciones y persiste frente a las interrupciones.
Esto puede sonar obvio, pero si por mucho tiempo no lo fue para mí, es probable que tampoco lo sea para algunos de los lectores de este artículo.
No soy especialista en el estudio psicológico de los hábitos, y no tenemos espacio para hablar sobre eso aquí (El poder de los hábitos, de Charles Duhigg puede ser una buena introducción al tema si lo lees con discernimiento). Sin embargo, hay cosas de sentido común que podemos aplicar, empezando por esto: procura evitar las distracciones al leer la Biblia.
Por ejemplo, es ingenuo pretender formar el hábito de leer la Biblia en las mañanas si dormimos y despertamos a diario con el teléfono al lado de nuestra cama. Sin embargo, eso es lo que por mucho tiempo traté de hacer. Antes de leer la Biblia, ya estaba a merced de las distracciones. No es de extrañar que, cuando tengo el teléfono cerca, se me hace más difícil leer la Biblia a primera hora de la mañana (mi plan ideal; otras personas prefieren leer en la noche). Así que te aconsejo evitar las distracciones en todo lo posible.
Pero hay cosas en la vida que no son meras distracciones, sino interrupciones que se escapan de nuestro control o que forman parte del diseño de Dios para nuestra etapa actual. Pienso por ejemplo en una madre que se esfuerza por despertar a las 5:00 a. m. para leer la Biblia antes de que la casa se llene de sonidos, y se enfrenta con que su hijo está enfermo y necesita su ayuda con urgencia. No podemos decirle: “¡Lee la Biblia y luego atiende a tu hijo!”.
Nuestros días están llenos de interrupciones. En medio de ellas, debemos perseverar confiando en el Señor. Por más que me encante leer libros sobre productividad, la verdad es que la mayoría de ellos no son realistas. Es bueno planificar, pero siempre habrán cosas que se escaparán de nuestras manos. Dios es soberano; nosotros no. Las “interrupciones” que puedas tener ahora no son interrupciones en el plan de Dios para ti (Ro. 8:28-29).
Esto significa que si deseas leer la Biblia durante el año pero te ves en medio de interrupciones que forman parte de Su plan para tu ahora, puedes confiar en Él. Puedes descansar. Puedes abordar la interrupciones que tienes en el momento, y luego seguir leyendo cuando puedas hacerlo. Incluso si no logras alcanzar el plan de leer la Biblia en un año. Tener interrupciones no es un fracaso; dejar de leer sí lo es.
La mayor motivación para leer la Biblia
Por último, recuerda que Dios te ama aunque no leas tanto su Palabra como Él o tú mismo quisieran. La muestra de esto se llama Jesús. Él fue colgado en una cruz para salvarte de la condenación, resucitó, y ahora intercede por ti. No conozco mayor motivación que esta para perseverar en la lectura de la Biblia cuando podamos, luego de lidiar con interrupciones y evitar las distracciones. Es esto lo que nos hace productivos y nos anima a persistir en la lectura de la Palabra.
No importa si no puedes tener tu hábito soñado de leer todos los días la Biblia a una hora específica, y en un lugar determinado; puedes leerla a cualquier hora y disfrutar del reposo que solo el Señor puede proveer a nuestras almas. Te sorprenderá lo mucho que puedes llegar a leer si procuras atesorar el evangelio en el corazón. Persiste con los ojos en Jesús.
Este artículo fue publicado primero en Coalición por el Evangelio.