Estimado amigo no-cristiano que me lee en Facebook y Twitter, esta breve carta que escribo rápidamente es para ti:
Quiero que sepas que si todo lo que yo leyese referente al cristianismo fuesen estados en Facebook de evangélicos fanáticos, yo también pensaría que el cristianismo es absurdo.
Quiero que sepas que yo pensaba como tú, pero ahora estoy plenamente seguro de que Jesús es el camino, la verdad y la vida.
Quiero que sepas que en los últimos 3 años, Dios me ha llevado a ver fuera de lo estereotipos que la gente tiene sobre los cristianos. Esos estereotipos existen por culpa de un grupo de personas que se hacen llamar cristianas pero que en realidad no lo son.
Los verdaderos cristianos, mis hermanos, no tratan de imitar el amor de Jesús; lo manifiestan. No se creen superiores a los demás, sino que reconocen que son pecadores salvados por misericordia. No viven reprimidos. Viven en absoluta libertad mediante la Gracia. Usan sus neuronas a diferencia de los fanáticos y están en contra de muchas cosas que están mal en lo que comúnmente se conoce como religión
También quiero que sepas que esto lo veo en mi día a día, cuando Dios me enseña lo mucho que cada uno de mis hermanos (y yo) hemos cambiado al nacer de nuevo en Su amor. Somos imperfectos, pero es porque Dios aún no ha terminado con nosotros.
Esto es parte de algo que se llama gracia, y quiero que sepas que esa Gracia es más grande que tu pasado y tu pecado.
Y por sobre todo, quiero que sepas que aunque tú pienses distinto a mí, y aunque tal vez pienses que soy un loco de remate, siempre podrás hallar en mí a una persona a la que puedas llamar «amigo». Y no, no te juzgaré injustamente porque también he pecado un montón de veces. Tampoco trataré de lavarte el cerebro o algo así, ya que los amigos respetan siempre las decisiones de los demás (incluso cuando estén en desacuerdo con esas decisiones).
Atentamente, alguien que quiere amar a Jesús cada día más.