Es importante que usemos nuestros cerebros si queremos vivir para la gloria de Dios. Es por eso que las siguientes palabras de J.C. Ryle dirigidas a jóvenes son tan importantes y útiles:
La falta de reflexión es una razón por la cual miles de almas son arrojadas fuera para siempre. Los hombres no consideran, no miran hacia el futuro, no miran a su alrededor, no reflexionan sobre cuál será el final al cual los llevará si siguen el rumbo del presente, ni sobre las consecuencias seguras de sus caminos actuales, y al final despiertan para comprobar que van a la condenación por falta de reflexión.
Joven, ninguno corre más peligro que tú. Sabes poco de los peligros a tu alrededor, y por lo tanto no prestas atención por dónde caminas. No quieres la molestia de pensar sobria y silenciosamente, y por lo tanto tomas decisiones equivocadas y corres hacia la amargura. El joven Esaú sintió que tenía que tener el potaje de su hermano, y para obtenerlo, vendió su primogenitura. Nunca pensó cuánto la desearía en el futuro. Los jóvenes Simeón y Leví sentían que tenían que vengar a su hermana Dina, y mataron a los varones de Siquem; y nunca consideraron cuántos problemas y aflicciones le causarían a su padre Jacob y a su casa. Job parece haber temido de un modo especial a esta falta de reflexión por parte sus hijos: pues está escrito que cuando hacían fiesta, y “habiendo pasado en turno los días del convite, Job enviaba y los santificaba, y se levantaba de mañana y ofrecía holocaustos conforme al número de todos ellos. Porque decía Job: Quizá habrán pecado mis hijos, y habrán blasfemado contra Dios en sus corazones. De esta manera hacia todos los días” (Job 1:5).
Créeme que este mundo no es un mundo en el cual podremos hacer el bien si no reflexionamos, y mucho menos hacer el bien en los asuntos del alma. “No reflexiones” susurra Satán. Él sabe que el corazón inconverso es como un libro de cuentas de un comerciante deshonesto: no aguanta una inspección a fondo. “Considera tus caminos” dice la Palabra de Dios, haz una pausa y piensa, reflexiona y sé sabio. Muy bien dice el proverbio español: “La prisa viene del diablo.” Así como los hombres se casan de prisa y al tiempo se arrepienten, también cometen errores con respecto a su alma en un minuto, y luego sufren por años. Así como un mal siervo hace algo malo y luego dice, “Nunca lo pensé,” también los jóvenes corren al pecado y dicen: “¡No parecía pecado!” ¿Qué te crees? El pecado no se te va a acercar y decir: “Yo soy el pecado.” Haría muy poco daño si así lo hiciese. El pecado siempre parece “bueno, divertido y deseable,” en el momento de cometerlo. ¡Oh, adquiere sabiduría, obtén discernimiento! Recuerda las palabras de Salomón: “Examina la senda de tus pies, y todos tus caminos sean rectos” (Proverbios 4:26). Es un dicho sabio el de Lord Bacon: “No hagas nada apresuradamente. Espera un poco porque llegarás al final más rápido”.
Algunos, me atrevo a decir, objetarán diciendo que lo que pido es excesivo, que la juventud no es la época de la vida para ser serios y reflexivos. Y yo contesto, al contrario, poco peligro hay de que se practique demasiado hoy día. Es muy común hablar tonteras, bromear y divertirse hasta el exceso. Sin duda hay tiempo para todo, pero ser siempre frívolo y superficial no es de sabios. ¿Qué dice el más sabio de los hombres? “Mejor es ir a la casa del luto que a la casa del banquete; porque aquello es el fin de todos los hombres, y el que vive lo pondrá en su corazón. Mejor es el pesar que la risa; porque con la tristeza del rostro se enmendará el corazón. El corazón de los sabios está en la casa del luto; mas el corazón de los insensatos, en la casa en que hay alegría” (Eclesiastés 7:2-4). El comentarista Matthew Henry cuenta un relato acerca de un gran estadista, el secretario Walsingham, de la época de la reina Elizabeth, quien se retiró de la vida pública en sus últimos días y se dedicó a reflexionar seriamente. Sus alegres compañeros de antes vinieron a visitarle y le dijeron que se estaba convirtiendo en un melancólico. A lo que respondió él: “No. Soy serio porque todo es serio a mi alrededor. Dios es serio cuando nos observa. Cristo es serio cuando intercede por mí. El Espíritu es serio en su trato con nosotros. La verdad de Dios es seria. Nuestros enemigos son serios en su empeño por arruinarnos. Los pobres pecadores perdidos están serios en el infierno. ¿Y por qué entonces no hemos de ser ustedes y yo serios también?” ¡Oh, joven, aprende a ser un pensador! Aprende a considerar lo que estás haciendo, y hacia dónde estás yendo.
Haz tiempo para reflexionar con calma. Ten comunión con tu propio corazón y haya en ti quietud. Recuerda mi advertencia: No te pierdas por el mero hecho de no querer reflexionar.
Tomado de Pensamientos Para Jóvenes. Léelo en PDF cortesía de Chapel Library.
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