Algunos datos sobre George Whitefield son casi increíbles. ¿En verdad predicó a audiencias atentas de hasta ochenta mil personas al aire libre en una época sin micrófonos?1 ¿Es cierto que su cuerpo resistió predicar hasta sesenta horas semanales por varios meses a lo largo de su ministerio?2
La realidad es que Whitefield fue un hombre usado por Dios de manera única en la historia. El teólogo John Wesley, líder del movimiento metodista y a quien mencionaremos otra vez más adelante, expresó en el funeral de este evangelista:
“¿Hemos leído u oído hablar de alguna persona desde los apóstoles, que haya testificado el evangelio de la gracia de Dios a través de un espacio tan ampliamente extendido, a través de una parte tan grande del mundo habitable? ¿Hemos leído o escuchado de cualquier persona que haya llamado a tantos miles, tantas miríadas de pecadores al arrepentimiento?… ¿Hemos leído o escuchado a cualquiera que haya sido un instrumento bendito en Su mano para traer tantos pecadores de tinieblas a luz, y del poder de Satanás a Dios [como Whitefield]?”.3
Predicadores como Martyn Lloyd-Jones, Charles Spurgeon, y J. C. Ryle, —entre otros muy usados por el Señor— han dicho palabras similares sobre Whitefield. Diversos historiadores están de acuerdo con ellas.
¿Quién era este evangelista, qué lo movía, y qué podemos aprender de él?